La comunicación a través del sentido del olfato por medio de mensajes químicos resulta harto difícil de estudiar debido a que la percepción de los olores en el entorno es completamente diferente entre los perros y los humanos. El desarrollo de este sentido es mucho más pobre en nosotros y por ende su utilización mucho menos frecuente. Sin embargo, para los caninos las señales olfatorias constituyen un factor de vital importancia durante su interacción con el entorno.
Este tipo de señales son producidas por secreciones odoríferas, llamadas feromonas, contenidas en la orina, las glándulas anales, las glándulas sebáceas, las glándulas sudoríparas de las almohadillas plantaras y los oídos. Debido a que estas secreciones son utilizadas como medio de comunicación entre diferentes individuos se denominan «feromonas sociales» y a los olores que emiten «olores sociales». A estos olores se los puede dividir en dos grupos:
Olores identificatorios – Son aquellos específicos y característicos de cada individuo y a través de los cuales los animales se identifican entre sí. Por eso cuando dos perros se encuentran, se olfatean mutuamente tanto la zona anal como la genital y los oídos. También gracias a estos olores cada animal puede reconocer tanto su grupo de pertenencia como su propio territorio.
Olores emotivos – Son producidos y liberados en circunstancias muy especiales, tales como el estrés, el miedo o el celo en las perras. Por ejemplo, en situaciones de intenso temor un perro puede comprimir sus sacos anales enérgicamente, eliminar su contenido y producir un olor penetrante muy característico. Por otro lado, la orina de las perras en celo contiene sustancias químicas que actúan como señales que anuncian su estado fisiológico y por ende su posible receptividad a un macho.
Autor: M.V. Claudio Gerzovich Lis Comportamiento animal Buenos Aires – Argentina