Miedo
El miedo es una respuesta consciente, racional y emocional (hiperactividad autónoma, temblores, micción y defecación) ante la cercanía de situaciones u objetos que el animal considera peligrosos. Dicha respuesta generalmente es adaptativa y puede manifestarse a través de escape, pelea o inmovilidad, aunque también puede llegar a ser exagerada y aún maladaptativa en animales que sufrieron experiencias adversas.
Fobia
Una fobia es una reacción de miedo desproporcionada, que incluye reacciones de evitación irracionales y extremas. Mientras los miedos
pueden disminuir en intensidad o incluso desaparecer ante la
desensibilización sistemática (exposición gradual al estímulo que lo
origina) o la inundación (exposición prolongada a un nivel máximo de
estimulación), las fobias no se extinguen sólo con este tipo de técnicas.
Los miedos y las fobias más comunes en los gatos
están relacionadas con ruidos fuertes, tormentas, ambientes extraños,
objetos nuevos, animales y personas desconocidas. Sin embargo, en
algunos casos puede presentarse una reactividad aumentada hacia una
amplia variedad de estímulos, conocidos o no, lo que da origen a un
síndrome de ansiedad generalizada.
Ansiedad
La ansiedad es un estado caracterizado por el aumento de la probabilidad de desencadenar reacciones emocionales análogas a las del miedo
(vigilancia y búsqueda, hiperactividad autónoma y actividad motora
aumentada), en respuesta a toda variación del entorno (interno y
externo). En la ansiedad, la anticipación aprensiva del peligro es de origen desconocido o imaginario mientras que en el caso del miedo es causada por una amenaza externa reconocida conscientemente.
La ansiedad
trae aparejada una desorganización de los autocontroles y por lo tanto
una pérdida de la adaptabilidad a toda variación del entorno. Por tal
motivo se considera a la ansiedad como una enfermedad de adaptación a la cual, por otro lado, los gatos son extremadamente sensibles. De hecho, la mayoría de las patologías comportamentales que sufren los gatos están relacionadas con la ansiedad y muy pocas están exentas de ella.
Manifestaciones clínicas del miedo, las fobias y la ansiedad:
Podemos diferenciar dos tipos de manifestaciones clínicas del miedo, las fobias y la ansiedad.
Por un lado es posible observar manifestaciones orgánicas. Entre las
mismas, las que con mayor frecuencia se observan en los individuos que
presentan estos trastornos son: taquicardia, taquipnea, temblores,
dispepsia, diarreas y ptialismo.
Los signos comportamentales de estos trastornos son: reacciones de escape, inmovilidad, agresión por irritación y por miedo, comportamientos conflictivos y micciones y defecaciones emocionales. Las reacciones de escape, inmovilidad y agresión
forman parte de las estrategias del comportamiento defensivo. La
aparición de un comportamiento de eliminación con marcaje urinario es
una de las manifestaciones más frecuentes de la ansiedad en el gato.
Mientras en los miedos y las fobias los signos son causados por estímulos externos bien definidos, en la ansiedad
la anticipación aprensiva del peligro no está en relación a estímulos
externos identificables. En general el estado ansioso es el resultado de
la evolución de los miedos y las fobias.
Entendemos por agresión
por irritación aquella que resulta de un descenso del umbral que
dispara los episodios de agresividad y que está en estrecha relación con
el estado reaccional y el humor del sujeto. Habitualmente es
desencadenada por frustraciones, hambre, estimulaciones somatoestésicas
repetidas y dolor. Debido a esto último, en toda agresión irritable es importante descartar la presencia de causas médicas orgánicas subyacentes.
La agresión por miedo
es aquella que un individuo manifiesta cuando no es capaz de sustraerse
a un estímulo que le produce temor. En estos casos puede no haber fase
de intimidación y además los animales no controlan la intensidad de la agresión.
Los comportamientos
conflictivos son actos motores que se manifiestan cuando un animal se
ve imposibilitado de reaccionar, cuando es estimulado para realizar a su
vez dos comportamientos mutuamente excluyentes o cuando se produce una ruptura de los aprendizajes. Existen tres tipos de comportamientos conflictivos: actividad de sustitución o desplazamiento, comportamiento esterotipado y comportamiento redirigido.
Actividad
de sustitución o desplazamiento: cuando se activan simultáneamente dos
pautas motoras contradictorias suelen aparecer actividades motoras
voluntarias pertenecientes a un sistema conductual distinto de los
anteriores. Una actividad de sustitución es un comportamiento
normal pero que se manifiesta fuera de contexto y habitualmente de
manera exagerada. Dicho en otras palabras, cuando un individuo se halla
en un estado de sobreexcitación sin que pueda reaccionar por la vía
habitual, puede responder ejecutando una actividad que no tiene ninguna
relación directa con el contexto. Las actividades de sustitución están
compuestas por secuencias comportamentales que se interregulan y su
cumplimiento produce la señal de parada, es decir de finalización de la
actividad. Entre las actividades de desplazamiento más frecuentemente
observadas en los gatos se encuentran comportamientos tales como lamido, que puede originar la alopecia extensiva felina, succión y deambulación.
Si el estado ansioso no es tratado, las actividades de desplazamiento pueden evolucionar hacia los denominados comportamientos
estereotipados. Los mismos son actos motores que se repiten
regularmente sin ninguna función evidente. La diferencia más notable con
respecto a las actividades de sustitución está en relación a la señal
de parada. Mientras en estas últimas siempre hay una señal de parada, la
cual lleva a una fase de apaciguamiento, en los comportamientos estereotipados no existe dicha señal por lo cual será necesario un estímulo externo para detener la ejecución el comportamiento
Comportamiento redirigido: cuando se activa un comportamiento
cuyo objetivo no es posible alcanzar el animal dirige el mismo hacia un
objetivo accesible para la descarga de ese comportamiento. La agresión se encuentra entre los comportamientos redirigidos más comúnmente observados. Un ejemplo de ello se presenta cuando dos gatos
se pelean y un ser humano, habitualmente el dueño de uno o de los dos
animales, resulta agredido al acercarse a su animal durante o incluso
minutos después de la pelea.. Cuanto más excitado esté el gato más tiempo demorará en calmarse y mayor será la probabilidad de que redirija la agresión.
Diagnóstico
Aunque las manifestaciones clínicas son las que nos guían en el diagnóstico de miedo, fobia o ansiedad, aquí nuevamente es necesario remarcar que dichas respuestas son signos que pueden estar presentes en varias patologías comportamentales y por lo tanto la comprobación de su presencia no significa haber diagnosticado una enfermedad sino un signo de alguna. En todos los casos será necesario un diagnóstico etiológico para llegar a establecer un diagnóstico completo. Para ello es necesario llevar a cabo el examen clínico del paciente, una detallada entrevista comportamental y eventualmente análisis complementarios para descartar que una causa orgánica que pueda estar contribuyendo con el problema.
Tratamiento
El tratamiento básico de estos trastornos está constituido por dos tipos de terapia: comportamental y medicamentosa. Si bien puede ser posible la implementación de sólo una de ellas, la mayoría de las veces la combinación de ambas aporta los mejores resultados. La terapia medicamentosa suele permitir una rápida mejoría en comparación con la psicoterapia lo que estimula a los propietarios a implementar esta última, la cual permitirá que los resultados obtenidos perduren en el largo plazo.
Autor: M.V. Claudio Gerzovich Lis
Comportamiento animal
Buenos Aires – Argentina.